¿Faltar a tu trabajo por cólicos es realmente un derecho a la ciudad?

Urbanas Mx
6 min readSep 24, 2020

Por Mirelle Granillo

Está de sobra explicar que, a muchas mujeres, cuando estamos en nuestro periodo sentimos que hasta “la vida se nos va” mientras sentadas hacemos click-click, esperando que el protector o copa menstrual sean lo suficientemente capaces de aguantar lo que está por venir.

Y es que la menstruación, aún hoy es un tabú. Para algunas mujeres es motivo incluso de vergüenza y con ello viene la autocensura. Preferimos inventar otros problemas de salud o personales antes de “confesar” que nos sentimos mal debido a la llegada de nuestro periodo.

Me he puesto a pensar en aquellas veces en las que he tenido que explicar en mis trabajos, con cierta pena, lo mal que me pongo cuando estoy menstruando, aún cuando mi apariencia lo explique mejor.

¿Por qué tener qué contar que casi te desangras cada que vas al baño para que valoren que es admisible una falta? Muchas mujeres tienen diversos padecimientos tanto físicos como anímicos. El flujo, los cólicos, dolor de cadera, piernas, cabeza, pelvis, mareos, nauseas y una buena lista de estados de ánimo nos ponen en jaque cuando hay que salir de casa en este estado.

Aquellas veces que decides asistir a la oficina y de pronto alguien te recomienda: “tómate algo” realmente significa: “tienes un montón de trabajo y ni en sueños te vas”. ¿Por qué “debemos” auto-medicarnos para sedarnos con grandes cantidades de paracetamol antes que faltar al trabajo?

Es éste, un punto de inflexión que recientemente se debate, bajo la no tan nueva “licencia menstrual” y nos hace reflexionar si faltar a nuestro trabajo a causa de nuestro periodo nos muestra “menos capaces” laboralmente o quizá vernos más vulnerables ante nuestros compañeros hombres y tristemente también por mujeres, por esta cualidad biológica.

La licencia menstrual

En países asiáticos han aprobado licencias menstruales que permiten a las mujeres ausentarse un par de días cada mes. Cada vez más países de este continente se unen a implementar este permiso mensual pagado, inclusive China se ha sumado a la lista.

En Japón se autorizó este permiso después de la 2da guerra mundial. En 1947 seirikyuuka (licencia fisiológica) se integraba a la ley laboral en turno, lo cual amplió la demanda de mujeres para trabajar en el ramo de la industria.

De momento parece que esta iniciativa es una clara muestra del Derecho a la Ciudad. No obstante, hay muchos claroscuros detrás de esta política, ya que se ha establecido en su mayoría a través de una visión no feminista. La idea principal ha sido mirar la menstruación como una enfermedad y no como una condición biológica, natural y por supuesto normal en las mujeres.

Por otro lado, podemos mencionar a la autocensura (consecuencia de no estar normalizado el periodo) como un aspecto proveniente del miedo a sentirnos vulnerables o menos capaces cada 28 días. Este sentimiento lo disfrazamos de un “sentido de responsabilidad laboral” para vernos fuertes, capaces y entregadas al ramo profesional y así, tener oportunidad para cubrir puestos con mayores responsabilidades.

Recuerdo que un compañero de trabajo me comentó alguna vez: “tengo un sentido de la responsabilidad tan grande que nunca he faltado al trabajo ni con la peor de las crudas”. Este tipo de pensamientos son a los que, incongruentemente las mujeres nos enfrentamos para poder decir con seguridad, “estoy en mi periodo y faltaré a trabajar” sin sentir culpa.

El derecho a la ciudad, el baño y un periodo menstrual digno

El derecho a la ciudad es poder ejercer en ésta nuestros derechos urbanos: hacer uso del espacio y de nuestra ciudad para apropiarla. Este concepto surgió especialmente por la notable privatización del suelo y los servicios urbanos. Sin embargo, es necesario que sea transformado hacia una perspectiva de género, donde incluya de verdad, las necesidades de las mujeres.

De manera desafortunada, desde hace décadas hasta hoy, sigue existiendo una escasa infraestructura de ciudad que permita tener periodos menstruales dignos. Hasta el día de hoy en muchos países, el número de unidades sanitarias por reglamentación de construcción siguen siendo las mismas que cuando se establecieron. La falta de infraestructura especializada para esta condición biológica sigue marcando con cierto énfasis las desigualdades de la ciudad.

En México y en materia de arquitectura, se sigue diseñando con base en lo que el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal indica. El número de unidades sanitarias está relacionado con el aforo general. La cantidad de sanitarios es la misma para ambos géneros, a pesar de que las estadísticas muestran que más de 55% del total de habitantes, somos mujeres.

¿Te preguntas por qué siempre hay filas interminables afuera de los sanitarios de mujeres? No es porque nos la pasamos viéndonos en el espejo. Implica, por ejemplo, el tiempo que implementamos para previamente limpiar el wc. Incluso, poner una capa alrededor del servicio puede ser necesario para evitar cualquier incomodidad.

Aún se deben contar los minutos que requerimos durante la menstruación; el tiempo puede alargarse aún más. Después, debemos agregar que las mujeres, al representar un ser de cuidado, el aseo del espacio es fundamental en nuestra lógica. Aquellos comportamientos como el cuidado del otro, a través de acciones pequeñas pero significativas como limpiar el espacio para que lo use otra persona que no conocemos, es definitivamente un rasgo que debiésemos tener cualquier ser humano.

Es así como los minutos se van sumando, por mujer, hasta hacer largas filas que avanzan lentamente, entre otros y más elaborados argumentos. Cabe mencionar que las necesidades biológicas de los hombres se han tomado en cuenta en las normas y reglamentos de construcción, al diseñar e implementar un mueble sanitario especial. Hoy en día, no puedes imaginar los baños de hombres sin mingitorios.

Después de esta reflexión sanitaria y a pesar de que parezca minúscula, no lo es. Se vuelve necesario profundizar en las necesidades biológicas de cada género, y con los resultados hacer infraestructura funcional, digna e incluyente para el disfrute verdadero de la ciudad por todas y todos sus habitantes.

Para pensar en el derecho a la ciudad debes enterarte que la ciudad hoy en día sigue teniendo un solo género y se nos ha impuesto culturalmente. Por esto, es difícil des-normalizar aquello que siempre nos ha regido. Durante siglos lo hemos naturalizado. Por fortuna, siempre hay quienes nos recuerdan que la ciudad la deben gozar todos sus habitantes.

¿Debemos implementar la licencia menstrual en México?

Es importante que se instalen espacios de descanso que sean seguros. No sólo baños públicos como los que existen en la ciudad: espacios fríos, solos e inseguros. Necesitamos instalaciones adecuadas que nos permitan sentirnos dignas en nuestros periodos: centros instalados de manera estratégica como puntos de encuentro en la ciudad, donde podamos informarnos más sobre la menstruación y sus ciclos. Asimismo, que fomenten el empoderamiento e integración.

La licencia menstrual es un paso adelante en cuanto a la ciudad feminista. Es necesario ofrecer un par de días a quien deba permanecer en casa durante su periodo, evitando provocar culpas. Este estado no es una “cruda”, es un periodo natural.

Se debe recalcar que lo más importante, antes de establecer una licencia pagada por “enfermedad”, es normalizar el periodo menstrual. Es comentar “tengo cólicos” con seguridad y orgullo. Es reaccionar normal cuando alguien te dice que está en sus días y no correr o reírse. Es ir al baño con el protector sanitario en mano sin la pretensión de esconderlo para que nadie lo vea.

Es hablar sin miedo de esta cualidad natural que las mujeres poseemos, porque no nos hace menos capaces, todo lo contrario, nos hace dignas y reivindica nuestro poder femenino.

Arte gráfico: Citlalli Rivera
Aportes bibliográficos: Sheila Espinosa

Bibliografía consultada:
Latha. (2018) The Indian Journal of Industrial Relations, Vol. 53, №4, April
Valdivia B. (2018) Del Urbanismo Androcéntrico y la Ciudad Cuidadora. Sevilla. Hábitat y sociedad.
Javaid. (2016. Asian countries have been offering females paid menstrual leave for almost 70 years. https://timeline.com/asian-countries-have-been-offering-females-paid-menstrual-leave-for-almost-70-years-401056aeb1ec. Consultado el 14 de septiembre de 2020

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Colectivo de urbanismo con perspectiva de género. Difusión de experiencias, teoría y estrategias para la autogestión de proyectos urbanos. https://linktr.ee/urb